La selva es un conjunto de árboles y arbustos que crecen naturalmente en una gran área de terreno. Comparable al bosque, la selva tiene tanto un significado literal, un territorio natural en el que crecen plantas espontáneas, como un significado metafórico vinculado a la idea de una intrincada multitud de cosas, muy diferentes y apiladas de la mejor manera posible, en la que reinan el desorden y un sentimiento general de desorientación. Nos gusta la vista distorsionada de la «selva». Es una imagen eficaz para contar los momentos convulsos y complicados de nuestra vida diaria: desde la multitud de pensamientos que pueblan nuestra cabeza hasta los múltiples y contradictorios lazos que establecemos en nuestra vida, desde el apilamiento de objetos dentro de nuestras casas hasta las concentraciones de personas fuera de nuestro hogar, a veces no recomendadas.
La selva también es un buen punto de partida para investigar la relación entre lo salvaje y lo doméstico, que se experimenta en relación con nuestra naturaleza interior y la de otras especies vivas.